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Tiene problemas con las rodillas, ahora se cansa mucho más rápido, tiene menos energía para hacer las cosas. Se le olvida las cosas que dice, se confunde a veces, escucha mal las palabras y le cuesta comprender cuando lee. Quizás algunas cosas no son propias del envejecimiento, pero hay cosas que han cambiado mucho en ella.
Y me cuesta aceptarlo, para mí ella es la persona más fuerte, el pilar de todos nosotros, nuestro pecho para protegernos… Es la persona más importante en mi vida.
Me acuerdo de sus juegos con nosotros, de cuándo me enseñaba a leer y a escribir, y más grande ella estaba en todas mis tareas del colegio, me dibujaba (por eso no aprendí nunca a dibujar como la gente). Casi todas las tardes nos sacaba a pasear a la plaza para que jugáramos con otros niños… tantas cosas.
Me encanta su ternura, su bondad, la pasión con la que nos ama (a sus hijos), con la que nos defiende. Su ingenuidad, las cosas que no sabe o no entiende, es humilde por sobre todo, nunca va a herir a nadie. El sentido de la justicia, el ser el equilibrio en el hogar, tratando de que nos demos cuenta de la importancia real de las cosas.
Las manos deterioradas con las labores, las arrugas que marcan todas sus sonrisas y sus llantos, cada día se parece más a su madre.
Siempre lo ha dado todo por sus hijos, es capaz de quedarse sin nada por nosotros, es capaz de irse en contra de cualquiera si piensa que eso es lo correcto. Su ambición es sólo lo mejor para nosotros. Por eso se ha abnegado, recién hace unos pocos años que se decidió a preocuparse más por sí misma y participa en talleres y deporte. Me alegra mucho porque se distrae con más gente y además cuida su salud, sale de la casa y olvida la rutina. Y me da rabia por otro lado, porque no le hicimos las cosas más fáciles antes para que ella pudiera hacer esas cosas que le alegran el espíritu. Hemos sido, sin querer, muy abusivos y poco sensibles.
Ha sido paciente y tolerante con el genio de mi papá, que muchas veces nos traspasa sus problemas a través de discusiones y cosas sin sentido que sólo nos dejan mal a todos. Cuánto ha intentado mejorar las relaciones, bueno… ese es otro tema.
Mi mamá… yo la amo por sobre todo. No puedo ni pensar que los años la van alejando de mí, ese reloj maldito me aleja de sus abrazos, de sus palabras, de su ternura.
Y yo no le he devuelto ni la mitad de lo que me ha dado, pero ella sabe cuánto la adoro, sabe que es lo más lindo que tengo en la vida y lo más importante. Quiero darle tantas cosas, quiero hacerle la vida más fácil, más divertida, quiero que VIVA… pero ahora tan sólo la puedo abrazar, conversar con ella acompañándola a tomar un tecito y tratar de ayudarla en la casa (que es lo que digo siempre, pero nunca cumplo).