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Se acaba de ir Nicole, todavía me acompaña su aroma, la colonita Simmonds que le regalé para su cumpleaños. Forcejeó un rato pero luego se quedó tranquilita, fue cuando vi una lágrima larga y solitaria por su mejilla. No emitió ningún sonido, sólo miraba para un lado con esos ojos tiernos que me encantan.
No entiendo porqué me trata así, yo sé que le gusta... si es hembra finalmente. Me gustaría ver por lo menos un signo de satisfacción en su rostro, no espero siquiera una manifestación sexual... tiene que crecer para eso. Pero nada, por lo menos ya no me irrita con sus gritos y huidas. Debe haber entendido que lo que hacemos no es tan malo, o quizás le empieza a gustar un poco.
Todavía recuerdo cuando un día me gritó y amenazó que iba a acusarme. Le dejé bien claro que soy como un hermano para mi comadre y mi compadre, que ni pensara en hablar porque ellos nunca le creerían. Además quedaría muy mal si les digo que me había estado robando plata, nunca le hubieran creido que yo se la regalaba. Ella no debe olvidar que yo la he tratado muy bien.
Ahhh... la extraño tanto, es lo único que me da felicidad en esta mierda de vida. Ella y su inocencia, su pureza... como si limpiaran mis manos y mi alma... Hasta mañana quizás, si mi comadre la trae a tomar once.
Eso espero.